La víbora devorada desde dentro
Las serpientes devoran a sus presas vivas y enteras, de un bocado, sin masticar. Pero estos modales en la mesa pueden resultar muy peligrosos si la cena se pone rebelde. Un grupo de herpetólogos serbios descubrió en la isla de Golem Grad (curiosamente, conocida como Isla de la serpiente) en el lago Prespa, Macedonia, una joven víbora cornudahembra (Vipera ammodytes) con la cabeza de unaescolopendra(Scolopendra cingulata) asomada por la parte inferior del abdomen. Por lo visto, el apetitoso bocado decidió encontrar un camino de salida y se desplazó a mordiscos por el interior del cuerpo del ofidio hasta ver la luz cerca de la cola. Ni el depredador ni la presa sobrevivieron al fatal encuentro gastronómico.
Posiblemente, la víbora creyó que su contrincante iba a ser mucho más fácil. Y se equivocó. La longitud total de la víbora era 20,3 cm y su anchura, de 9 mm (sin la presa), mientras que el ciempiés medía 15,4 cm, con un contorno de 10,1 mm. Inesperadamente, la masa de la víctima era mayor que la del depredador: la víbora pesaba 4,2 g y el ciempiés 4,8 g. En resumen, la presa constituía el 84% de la longitud del tronco del depredador, el 112 % del ancho de su cuerpo y el 114 % de su peso corporal. Demasiado para una sola comida y una pesada digestión.
Según los investigadores, aunque se han observado antes víboras juveniles que consumen escolopendras, en este caso «la serpiente subestimó gravemente el tamaño y la fuerza del ciempiés», explican en su estudio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario